El mito de la belleza: Filtros que desdibujan

La era digital aparte del incremento de procesos tecnológicos en los últimos 20 años, nos ha otorgado la posibilidad de elección de como queremos presentarnos ante el mundo.

A través de las redes sociales podemos construir la mirada del otro y la forma en la que queremos ser vistos y percibidos, la cual a veces puede quedar cuarteada con la presentación de la persona en la realidad.

Instagram, la red social que se ha posicionado como pionero en la construcción de la mirada del otro a través de la construcción de perfiles de interés, ha comenzando con la desaparición de las características individuales de una persona.

Lo que empezó como una aplicación agregada a la red social se ha convertido ahora en una función propia de la plataforma, que ha agregado la posibilidad de incluir filtros o máscaras creadas digitalmente para la presentación de la persona en las redes sociales, ya no solo permite otorgarle un carácter lúdico a la plataforma, si no que modifica las características propias de la misma, como el tono de piel, ocultar ojeras, agrandar ojos y labios y agregar rasgos particulares como pecas y pestañas. Si bien, este es una característica que se ha venido tratando de instaurar a través de distintas plataformas como Snapchat y Facebook, Instagram le ha dado una bajada en forma de tendencia, donde se ha creado una ruptura del mundo online y el mundo offine. Tutoriales sobre como maquillar pecas, otorgarle a la piel un tono “natural” y reseñas sobre botox en los labios abundan en las redes sociales, y es que la disruptiva de las redes no permite que la presentación de la persona permanezca ahí, intenta romper el límite entre lo ficticio y lo real para que la creación de la fachada y la instauración de las tendencias estéticas no queden desapercibidas.